Se portaron genial los charros. Ya estamos en el verano nuboso del norte tras el concierto de Campillo. Gentes del lugar y de sitios lejanos... Ambiente cojonudo, a pesar del aire fresquito que se colaba por la garganta. La nena de la foto (venida desde Cáceres) merece estar en ella tras 2 horas cantando todas las canciones entre las vallas. Domingo de cuerpos magullados y buenos recuerdos.
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